Camilo José Cela publicó La familia de Pascual Duarte en la editorial Aldecoa a finales de 1942. A finales del año siguiente, la censura secuestró la segunda edición de la obra. Como no hay mal que por bien no venga, explica Cela que «cuando me retiraron la novela empecé a ocuparme de las traducciones» (p. 562). En abril de 1944, Cela firmó un contrato de traducción con la editorial londinense Eyre & Spottiswoode, aunque la novela, traducida por John Marks (corresponsal del Times en Madrid), no apareció hasta enero de 1947 por culpa de la guerra. Cela comenta con satisfacción que, aun antes de su aparición, la BBC había hablado del Pascual Duarte como «la versión española y superada de La cabaña del tío Tom» (p. 562).
La traducción italiana, «en rústica y con un papel bastante malo» (p. 563), apareció en la editorial Perrella en octubre de 1944, a cargo del filólogo Salvatore Battaglia, también traductor de Ortega y Pérez de Ayala y futuro director de los primeros siete volúmenes del Grande dizionario della lingua italiana de la editorial UTET, conocido como «el Battaglia».
También en 1944, en julio, empezaron los contactos con Junker & Dunnhaupt para la edición alemana. La idea era que el Pascual Duarte apareciera en una colección de novelas españolas en gran tirada, pero el proyecto, quizá por exceso de ambición, nunca llegó a puerto. La traducción de la novela de Cela al alemán apareció finalmente en 1949 en la editorial J. P. Toth, firmada por George Leisewitz, amigo de Ramón Pastor, director de ABC y amigo a su vez de Cela.
La edición francesa también fue algo accidentada: en noviembre de 1943 hubo un par de primeros contactos que nunca llegaron a fructificar. Tres años más tarde, en 1946, Cela firmó un contrato con el representante del que habría de ser su traductor galo, Jean Viet, quien en 1948 publicó la traducción en la revista Esprit (nn. 1-4) y, más tarde ese mismo año, en volumen, en la editorial Seuil. Cela recibió un solo ejemplar a través de un amigo: «eran tiempos de fronteras cerradas y de comunicaciones difíciles» (p. 566).
En marzo de 1945, Cela firmó un contrato para la edición portuguesa, traducida «por mi amigo y compañero en la facultad de derecho de Madrid, José Figueroa d’Oliveira», pero cinco años después el de Iria Flavia explicaba que «no he vuelto a saber una palabra, y el contrato lo doy por caducado» (p. 567). La traducción portuguesa aparecería finalmente en 1952, en la editorial Estúdios Cor, traducida por Tomaz Ribas.
Las traducciones a lenguas más lejanas también corrieron diversa fortuna. En noviembre de 1945, el diplomático Theodore P. Neïcov obtuvo permiso del autor para proceder a las traducciones al búlgaro y el ruso, a las que también se les perdió la pista. En cuanto al sueco, en 1947 la editorial Lars Hökerbergs publicó la traducción de Alfred Åkerlund «en un libro gordo y con un papel espléndido» (p. 570). En 1950 se publicaron las ediciones al danés y al holandés: la primera «está traducida por Karen Nyrop Christensen —me figuro yo, porque no entiendo ni palabra— y la editó Westermann» (p. 570); la segunda, de Raul Römer, apareció en la editorial Allert de Lange.
El Pascual Duarte también se publicó en otras lenguas de España: Miquel M. Serra Pastor tradujo la novela al catalán en 1956, y Vicente Risco hizo lo propio al gallego en 1962. Parece que la traducción gallega le hacía especial ilusión a don Camilo, que se expresa así en una carta al escritor Carlos Martínez Barbeito, fechada a 10 de octubre de 1962: «Mi Pascual Duarte, como tú sabes, está traducido, no a todas, ciertamente, pero sí a la mayor parte de las lenguas europeas. Queda una, sin embargo, que me ilusionaría sobre todas las demás y esa lengua, quizás te lo vayas tú imaginando, es el gallego».
En cuanto a la versión catalana, Cela reconoce en una nota de la edición de Destino de 1962 que el traductor le hizo notar algún error: en ediciones anteriores se decía que en un momento dado Pascual se levanta, cuando en realidad, «según me hizo ver mi traductor al catalán, ya estaba levantado» (p. 117, n. 52). Las distintas reediciones en castellano también sirvieron para enmendar algunos errores e inverosimilitudes, como el propio Cela comenta en «Andanzas europeas y americanas de Pascual Duarte y su familia» (pp. 568-570).
Cela detalla también las ganancias que le reportó la novela y afirma que «lo que llevo sacado [hasta 1950] es una miseria» (p. 571). Según sus cuentas, las distintas ediciones le reportaron 46.863,20 pesetas en ocho años, de las que hay que descontar 13.371,80 pesetas de pérdidas de la primera edición (para publicarla en otro sello, Cela había tenido que pagar un rescate de derechos de 15.000 pesetas): «un total efectivo de 33.491,40 pesetas». A modo de comparación, pensemos que en 1950 el salario nominal mínimo de un minero era de 14,37 pesetas por jornada, lo que multiplicado por ocho años nos daría casi 42.000 pesetas.
[Fuentes: Los datos y las indicaciones de página proceden de Camilo José Cela, «Andanzas europeas y americanas de Pascual Duarte y su familia», en Obra completa, vol. 1, Barcelona, Destino, 1962, pp. 550-576, donde figura una lista parcial de las ediciones de la obra, la cual reaparece, algo más completa, en las pp. 40-42 del mismo volumen ¶ La carta a Carlos Martínez Barbeito aparece en Adolfo Sotelo, Variaciones Cela, Barcelona, UB, 2018, p. 44 ¶ Sobre la traducción al gallego, véase Alfonso Vázquez-Monxardín Fernández, «A traducción galega de A familia de Pascual Duarte», Boletín Galego de Literatura, n. 29 (2003), pp. 167-220, accesible en línea ¶ Los datos sobre salarios de 1950 proceden del anuario estadístico de 1951, accesible en la web del INE.]