La vuelta de Nueva York no ha coincidido solamente con la llegada de los primeros fríos, sino con el pago de algún trabajito, la boda de una amiga muy especial y la finiquitación, la semana pasada, de Simon Beckett. Bueno, la de él no, pobre hombre, sino la de la traducción de Whispers of the Dead, su tercer David Hunter, del que podéis ver un vídeo promocional aquí.
Terminar un libro significa ponerse con el siguiente (si hay suerte; si no, es cuando te conviertes en ese 20 % que sale en las noticias). Debo reconocer que el que ahora tengo entre manos, una biografía de Cleopatra, lo acepté con recelo. Porque ya se sabe: los libros sobre Egipto, suelen ser como los de templarios, todo misterio, telurismo y simbología arcana. Pero no. Cleopatra. A Life, de Stacy Schiff está bien parido y bien escrito. Además abundan las referencias a autores antiguos, lo que significa que Plutarco, Cicerón, Flavio Josefo y el resto de los volúmenes de Gredos y yo intimaremos bastante durante los próximos meses. El hecho de que se prepare una adaptación al cine con Angelina Jolie de protagonista es un plus de motivación.
Pero la gorda es la última, y es que tras vacilaciones, temores y titubeos servidor ha decidido salir de casa y, después de no sé cuántos años trabajando a escasos cinco metros de la cama, instalarse en un estudio. Con la suerte de caer en un local precioso en el corazón del barrio de Gràcia, a tiro de piedra de Hibernian Books y el Café Suec, y, lo que es mejor, con cinco coinquilinos de lujo, entre ellos María y Ana, viejas amigas con quienes ya tuve el gustazo de traducir Los Bin Laden de Steve Coll, entre otros. Como además tenemos patio, no veo la hora de llenarlo de plantas y dedicarme por fin a algo serio, como la jardinería.