Al principio del capítulo VIII de Kaputt, Malaparte describe una visita de Agustín de Foxá y un grupo de compañeros, entre ellos el escritor César González-Ruano, a un cementerio de Madrid afectado por los planes urbanísticos de la República:
A una joven que había sido enterrada con una botella de perfume en la mano, el poeta Luis Escobar le dedicó el poema «A una bellísima mujer que se llamaba María Concepción Elola». También Agustín Viñola dedicaría más tarde un poema a un pobre marinero muerto por azar en Madrid y enterrado lejos del mar, en aquel triste cementerio. […] En una caja ricamente adornada con tachones de plata yacía el cadáver momificado de un joven caballero francés, el conde de La Martinière, que en 1830, tras la caída de Carlos X, había emigrado a España junto a un grupo de legitimistas franceses. César González-Ruano se inclinó ante el conde de La Martinière y le dijo: «Te saludo, esforzado caballero francés, devoto y fiel a tu legítimo rey, y elevo ante tu presencia un grito que ya no puede salir de tus labios, un grito que hará estremecer tus huesos: “¡Viva el rey!”». Un guardia civil republicano, que se hallaba en el cementerio, tomó por un brazo a César González-Ruano y se lo llevó al calabozo.
También Ruano se refiere al episodio en sus memorias (Memorias: mi medio siglo se confiesa a medias, págs. 320-321):
Me parece que fue en la primavera de 1934 cuando Mariano Rodríguez de Rivas organizó las visitas a los cementerios románticos con lecturas de escritores y poetas. Quizá no fue en la primavera y se hicieron en el otoño de este año.
Curzio Malaparte en su libro Kaput [sic] habla de esto y de una intervención mía en el cementerio de San Martín ante la sepultura del vizconde francés César de Lamartinière, que acaso podría ser ese monsieur de Lamartinière que incidentalmente cita Rousseau en sus Confesiones. También, con anterioridad, cita ese mismo episodio de mi discurso y de mi grito monárquico ante la tumba del vizconde, Agustín de Foxá en su Madrid de corte a Checa. No sé si Malaparte lo tomó de aquí o se acordó de que yo se lo conté una de las noches que salimos juntos en Roma y pasábamos cerca del famoso y bellísimo Cementerio de los Ingleses.
Entre ambos relatos hay ligeras discrepancias: Malaparte sitúa el episodio en 1933; Ruano, en 1934. Malaparte señala que se trata del cementerio de San Sebastián; Ruano, el de San Martín. Malaparte habla del «conde» de La Martinière; Ruano del «vizconde» de Lamartinière. Leamos ahora el relato, tal como lo transcribe De Foxá en Madrid de corte a checa (cito por la edición de Planeta de 1993, págs. 188-189):
Visitaron San Martín, vigoroso de cipreses, el polvoriento del Sur, y aquel cementerio de 1830, el de San Sebastián, frente a los humos y el vapor de agua de la estación del Mediodía. Los recibía en la puerta Mariano Rodríguez de Rivas.
[…] Recitaban versos ante un marinero enterrado y ante aquella María Concepción Elola, «joven hermosísima, de corazón puro y siempre desgraciada», según rezaba el epitafio.
[…] César González-Ruano hacía un poco de política ante el nicho del joven vizconde de la Martinière, muerto en 1852:
–Voy a terminar –dijo arrojándole un puñado de rosas– con el grito que va a estremecer tus huesos de emigrado legitimista francés. Monsieur le Vicomte: ¡Vive le Roi!
A la vista de este fragmento es innegable que Malaparte se basa en De Foxá, pues incluye citas literales y datos que Ruano no menciona. (El diplomático español bien pudo haberle prestado un ejemplar de su novela durante el tiempo que pasaron juntos en Finlandia.) Pero a la vez, Malaparte añade datos que sólo aparecen en Ruano, aunque deformados: así, uno de los asistentes, Manuel Augusto García Viñolas (a quien Ruano menciona en la pág. 321) aparece en Kaputt como Agustín Viñola. Este tipo de inexactitudes son comunes cuando Malaparte refiere episodios o citas de oídas, lo cual encaja con el relato de Ruano y su charla romana. La detención de Ruano, que nadie más menciona, podría ser una guinda literaria, lo cual también encaja con el patrón de composición de Kaputt y La piel, donde burlas y veras se solapan sin solución de continuidad.
Grazie! Sto traducendo «Kaputt» in danese e il tuo commento mi è molto utile. Grazie ancora!