Eric Hobsbawm murió el pasado día 1 de octubre, pero evidentemente no es éste lugar para glosar la vida y milagros del legendario historiador, militante comunista y, cosa curiosa, crítico de jazz. Me limitaré a pegar un parrafo que escribió en 2008 con ocasión de su aparición en una serie de reportajes del diario The Guardian sobre los espacios de trabajo de varios escritores, músicos y académicos. Dice así:
Algunas de las estanterías que en la fotografía aparecen detrás de los dos escritorios contienen libros sobre los temas en los que sigo trabajando: el nacionalismo, la historia del bandidaje. La mayor parte, no obstante, guardan las ediciones extranjeras de mis libros. Su número me asombra y me complace. Siguen llegando a medida que se traducen nuevos títulos y que se abren nuevos mercados lingüísticos, como el hindi o el vietnamita. Como la mayoría no puedo leerlos, su propósito no es otro que el de servir de archivo bibliográfico y, en momentos de desaliento, como recordatorio de que este viejo cosmopolita no ha fracasado del todo tras cincuenta años intentando comunicar la historia a lectores de todo el mundo. Y como acicate para continuar mientras pueda.
Descanse en paz.
[Fuente de la foto: Archivo BBC.]
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